Jambaló,
Buenos Aires y Puerto Tejada, tres municipios del Norte del Cauca afectados por
el conflicto armado en Colombia, podrán tomar como base para sus política
gubernamental en el pos-acuerdo la investigación Ordenes
locales en reconfiguración: de regulaciones, acomodamientos y resistencias en
regiones de intenso conflicto armado, 1991-2010, un estudio comparado, en el
cual participaron el Centro de Investigaciones de la Facultad de Ciencias
Sociales y Económicas, CIDSE, y la Escuela de Trabajo Social y Desarrollo
Humano de la Universidad del Valle.
La profesora e investigadora Alba Nubia Rodríguez sostuvo que: “la investigación presenta cómo han sido las diferentes formas de relación
(acomodo, resistencia, solidaridad) entre los pobladores de las localidades
estudiadas y los grupos armados y cuáles las variables explicativas del tipo de
relación establecida.
Estos resultados, agregó, contribuirán de manera
significativa a un proceso de pos-acuerdo para establecer políticas adecuadas a
los diferentes contextos locales y regionales, porque, como lo muestra la
investigación, las relaciones entre armados y población no es la misma en
las diferentes regiones del país, la cual depende de las configuraciones
económicas de clase y etnia, la base organizativa de la gente, y el tipo de
presencia que hace el Estado, entre otras variables”.
La investigación conduce a
pensar que, aunque se hable de un acuerdo de paz, su ejecución deberá tener en cuenta las
características de cada población involucrada en el conflicto, por la tanto,
los proyectos de memoria colectiva, reparación, perdón o reinserción, deberán estar
en concordancia con las particularidades de cada comunidad.
La investigación revela los procesos
de los órdenes locales de Jambaló, Buenos Aires y Puerto Tejada, de 1991 al año
2010. Para el caso de Jambaló, se destaca como el municipio tiene una tradición
de lucha por la tierra desde las guerras de Independencia, pasando por su
articulación con el Partido Liberal y el Partido Comunista en el siglo XX, que
dio como resultado las Ligas Campesinas, y, posteriormente, el Consejo Regional
Indígena del Cauca, CRIC, hasta su coexistencia
con grupos armados como el Quintín Lame, desmovilizado en el año 1991.
A partir de esta época,
Jambaló consolida su autonomía indígena, a la vez que logra elegir el primer
alcalde indígena del municipio perteneciente al Movimiento Cívico
Independiente, Marden Betancourth, asesinado por el Ejército de Liberación
Nacional, ELN, en 1996. Para el 2000, las interacciones con los grupos armados
adquieren otras características, que llevan a la creación de la Guardia
Indígena, como parte de sus procesos de resistencia o reconfiguración del orden
social frente al conflicto.
“A principios del siglo XXI, los cultivos de coca y
su procesamiento se intensifican; la presencia de grupos armados
(específicamente las FARC apoyada en la columna Jacobo Arenas) aumenta la
coerción armada de la guerrilla y de la Fuerza Pública que hace presencia en el
casco urbano a través de la Policía y en el área rural con el Ejército. En el
marco de estos procesos surge la Guardia Indígena para brindar apoyo al cabildo
en el control territorial”, agrega la profesora Alba Nubia Rodríguez.
En contraste con Jambaló, el municipio de Buenos
Aires tiene una población predominantemente afrodescendiente, con una economía
basada en minería de filón y aluvión, y en agricultura, de café, cítricos,
plátano y yuca. A partir del siglo XX con el ingreso de empresas
norteamericanas y alemanas para la explotación minera llegaron pobladores de
diversas etnias que modificaron los procesos de cohesión social.
“En
este contexto de diversos conflictos sociales y fortalecimiento de procesos
colectivos étnicos e interétnicos, los pobladores de Buenos Aires referencian
la presencia de grupos guerrilleros en la localidad: las FARC con el Frente
Sexto, la brigada móvil Jacobo Arenas y el Frente 30; el ELN con el frente
Manuel Vásquez Castaño, y el M-19, que en 1986 perpetró la única toma que ha
sufrido la localidad desde el ingreso de los grupos armados”.
Por
otra parte, hacia finales de la década noventa hasta mediados de la
primera década del siglo XXI, ingresan
los grupos paramilitares (Bloque Calima de las AUC) que disputan el territorio y los corredores
estratégicos a las guerrillas, y perpetran la masacre de Naya, entre el 10 y el 13 de abril del 2001, asesinando a 32
de los habitantes de la zona, según
datos recogidos por la investigación.
Para
el 2010, después del proceso de desmovilización de los grupos paramilitares,
Buenos Aires detecta la presencia de grupos guerrilleros, produciendo
relaciones de acomodo con estos grupos armados, como parte de la
reconfiguración del orden local.
En relación con los procesos de reconfiguración del orden local en
Puerto Tejada, el profesor Álvaro Guzmán del CIDSE, en el informe final de la
investigación, destaca “la existencia de una economía
altamente desarrollada y tecnificada alrededor de la caña de azúcar y de
industrias enclavadas en parques industriales. Esta forma de economía y de
sociedad funciona con altos niveles de seguridad ciudadana, garantizados por las
Fuerzas Armadas y de Seguridad del Estado y por el apoyo de compañías privadas
de seguridad. Al mismo tiempo, una situación antagónica se manifiesta en el
casco urbano de Puerto Tejada, donde impera la pobreza y los rasgos del Estado
local son de corrupción y clientelismo. En síntesis, en un mismo municipio, se
combina la producción de riqueza en medio de la pobreza. Paradójicamente, la
riqueza y la seguridad que acompaña su producción no se refleja en la vida
cotidiana del casco urbano del municipio, en donde impera la pobreza y la
criminalidad. Esta forma de economía, de enclave moderno, que saca la
acumulación del municipio con baja reinversión, explica en parte la situación
de los pobladores de Puerto Tejada, donde hubo presencia de los grupos paramilitares,
aunque no se evidenció guerrilla, de manera permanente, en el período estudiado”.
Así, el estudio comparado de las regiones afectadas por el conflicto
armado revela los factores que condicionan
la capacidad de la población para reaccionar al orden de violencia que se
impuso, información que será de gran ayuda para analizar, igualmente, la
capacidad que tienen estas poblaciones para reaccionar a los nuevos ordenes de
paz que se esperan.
La
investigación fue liderada por el INER de la Universidad de Antioquia, a nivel
nacional, y tuvo como contrapartes al CIDSE y al CINEP de Bogotá. La
investigación fue financiada por Colciencias. El Estudio de los municipios del
Norte del Cauca correspondió al equipo del grupo de Acción Colectiva y Cambio
Social, Acaso, del CIDSE, integrado por los profesores Alba Nubia Rodríguez y
Álvaro Guzmán, las asistentes de investigación Renata Moreno y María Catalina
Gómez Dueñas, y las monitoras Donney Carabali y Vivian
Ladino.
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